Los bombillos ahorradores cada día son más utilizados en el mundo entero porque requieren menos energía eléctrica para funcionar y duran más que los bombillos incandescentes, sin embargo estos bombillos fluorescentes traen consigo una serie de problemas ecológicos y de salud. Es importante destacar que aunque un único contacto con un bombillo ahorrador roto no reviste peligro inmediato para una persona, siempre existe el riesgo de acumulación de Mercurio en el organismo. En algunas fábricas en China los trabajadores denuncian que han sufrido envenenamiento por mercurio.
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A partir del 2012 la Unión Europea prohíbe la fabricación y venta de las bombillas incandescentes, decisión que según el eurodiputado Herbert Reul estuvo influenciada por empresas como Phillips y Osram, grandes productores de bombillos de bajo consumo.
Investigaciones realizadas por la revista alemana Öko-Test y el laboratorio del ingeniero eléctrico Wolfgang Herter han determinado que la vida útil y la luminosidad de los focos fluorescentes es menor a la que indican las empresas productoras. El debate sobre los beneficios reales de los bombillos de bajo consumo es importante que se lleve a cabo no sólo en la Unión Europea sino en todos los países que hayan eliminado o que piensen eliminar el uso de bombillos incandescentes, como es el caso de Venezuela.
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